Cuando se hablaba de inteligencia como un concepto global hace años, el término aludía al coeficiente intelectual y a la inteligencia matemática. Sin embargo, gracias a la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner este concepto se amplió, y es que Gardner defiende que las personas poseemos diferentes capacidades que podemos emplear unidas o por separado. Así, la inteligencia emocional también forma parte de su teoría, aunque Gardner la divide en inteligencia intrapersonal e interpersonal. Por otra parte, el psicólogo y periodista Daniel Goleman popularizó el término de inteligencia emocional cuando publicó el best seller homónimo en 1995. Vamos a ver qué es exactamente.

Inteligencia Emocional: en qué consiste

Para Daniel Goleman la inteligencia emocional consiste en comprender nuestras propias emociones, en ser capaces de entender las emociones ajenas y en saber gestionar nuestros estados sentimentales. Goleman opina que el hecho de triunfar en la vida no depende solo del coeficiente intelectual y señala a la inteligencia emocional como una pieza clave para alcanzar el éxito personal. Pero, ¿qué factores se tienen en cuenta al ahondar en la inteligencia emocional? Podemos mencionar los siguientes componentes:

-Autoconciencia emocional. ¿Cómo vamos a ser capaces de ser empáticos si ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos? Poseer autoconciencia emocional es identificar un sentimiento o un estado anímico en el momento en el que se está produciendo. Para tener control emocional es indispensable saber lo que nos pasa.

-Manejo de las emociones. El manejo de las emociones es la capacidad para gestionar los comportamientos que responden a impulsos emocionales y, de esta forma, adaptarnos a las dinámicas sociales. Pongamos un ejemplo: tu jefe te llama la atención sobre algo en lo que sabes que no tiene razón, y además se trata de un asunto que te enfada especialmente. Una persona con inteligencia emocional y que tiene la habilidad de controlar sus emociones es capaz de dominar su frustración y de exponer de manera correcta y educada su punto de vista a su jefe. Esta reacción es fruto de que esa persona identifica qué está sintiendo y regula su comportamiento porque es consciente de que si pierde los papeles también puede perder su empleo.

-Automotivación. Las emociones actúan como un resorte con las acciones, por eso nuestro comportamiento y las emociones caminan de la mano. La automotivación es la capacidad de saber enfocar las emociones a las metas y objetivos que nos marcamos.

-Empatía. La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y para comprender qué siente en cada momento. Si lo llevamos al ámbito laboral, podemos comentar que un jefe que no es empático difícilmente contará con una buena reputación entre sus empleados.

-Habilidades sociales. Este punto casi nos daría para redactar otro post, y es que es muy habitual observar a personas que carecen de habilidades sociales. Una persona con habilidades sociales comprende el entorno en el que se encuentra, la relación que tiene con las personas con las que está en ese momento, las normas y usos sociales, es empática… Y por todo esto es capaz de adaptarse, de comportarse y de responder de una manera adecuada en cada situación.

Como habrás podido comprobar, la inteligencia emocional es básica para establecer relaciones de todo tipo: de pareja, de amistad, laborales y sociales. Una película que explica de una forma muy bella el mundo de las emociones es Inside Out, de Pixar. Por último, queremos recordar que en nuestra Escuela de Competencias hemos incluido un taller sobre inteligencia emocional y atención al cliente. Si te interesa, no dudes en escribirnos.

 

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