Este es el blog de una empresa dedicada a la formación, pero dejemos atrás la hipocresía: todos hemos tenido profesores mejores y peores. Sí, cualquier estudiante ha coincidido con al menos un profesor que le hace sonreír cuando se acuerda de él, y con otros de los que preferimos no acordarnos. Pero, ¿cómo es un buen profesor? ¿Qué cualidades tiene? En PLATEA hemos estado reflexionando y hemos llegado a estas conclusiones:
Un buen profesor: estas son sus cualidades
- Un buen profesor inculca, sobre todo, valores. Aunque sea un tópico es la pura verdad, y es que antes de estudiantes somos personas. ¿De qué sirve ser un crack en Matemáticas si después somos malos compañeros, personas con las que nadie querría trabajar? Pues eso. Se nota a la legua cuándo un profesor domina la materia que enseña, y este es un requisito indispensable, pero no es el único. En PLATEA os hablábamos hace tiempo de profes de película y citábamos al Señor Keating, de El club de los poetas muertos. Este profe instaba a sus alumnos a no dejar de soñar, a no conformarse y a vivir el momento, enseñanzas que sus alumnos recordarán de por vida.
- Siente pasión por lo que enseña y tiene vocación de profesor. Dicen que quien se dedica a algo que le gusta no tiene que trabajar más en su vida. Por desgracia, no todas las personas tienen esa suerte a nivel laboral, pero cuando se trata de docentes es vital que amen lo que enseñan y transmitan ese entusiasmo a sus alumnos. Si al profesor ya le aburre lo que está explicando, ¿cómo no va a dormir a sus alumnos? El Señor Keating vivía para la poesía. ¿No recordamos todos los versos de «Oh, capitán, mi capitán»? Más profesores así, por favor.
- Un buen profesor es educado. Sin educación es mejor no ir ni a la vuelta de la esquina, pero seguro que la mayoría recuerda a algún profesor que se dejó el respeto en casa más de un día. Es triste, pero es así. ¿Cómo vas a exigir respeto a tus alumnos si tú no sabes lo que es? Es cierto que es difícil a veces enfrentarse a un grupo de adolescentes revolucionados sin perder la compostura, pero una educación exquisita es el requisito fundamental de un buen profesor.
- Está actualizado. Como en cualquier profesión, existen personas curiosas y otras que no lo son tanto. Sin embargo, y sobre todo en la universidad, ¿quién no se ha topado con algún «dinosaurio»? Sí, alguien que repite casi de memoria la materia que aprendió hace mil años y que ya poco tiene que ver con la realidad. Es imposible no percatarse y distinguir a un buen profesor que está al tanto de todas las novedades que se han producido en el campo sobre el que enseña.
- Estimula a sus alumnos. Nos gustan los profesores que estimulan a sus alumnos, que los despiertan de su letargo, que hacen pensar a los estudiantes, que generan debate. Y es que no todo está en los libros, ¿verdad?
- Es observador. Un profesor debe estar atento a lo que sucede en su clase. En el caso de profesores de colegios e institutos, hay ocasiones en los que se ha de intervenir cuando se producen conflictos entre compañeros, por ejemplo, o saber detectar cuándo un niño tiene un problema en casa o de cualquier índole.
- Es flexible. Si bien es cierto que a ciertas edades los niños necesitan disciplina, se agradece tener un profesor que es comprensivo y flexible cuando las circunstancias así lo piden.
Y vosotros, ¿qué cualidades más añadiríais? ¡Podéis contárnoslas en los comentarios!